El nombre de la Posidonia oceánica deriva del griego y hace referencia al dios del mar, Poseidón. La majestuosa Posidonia suele ser confundida con mucha frecuencia con un alga, pero la realidad es que se trata de una planta acuática.

Es una especie endémica del mar Mediterráneo, es decir, es el único lugar del mundo donde podemos encontrarla. Forma praderas submarinas y es una especie clave del ecosistema marino mediterráneo.

Como planta que es, posee raíces, tallos denominados rizomas y hojas cintiformes. Florecen durante el otoño y en primavera produce frutos denominados como olivas de mar.

Posee una serie de beneficios para el ecosistema ya que es el hogar de multitud de especies marinas que encuentran entre sus praderas alimento, protección y zonas de reproducción necesarias para su supervivencia.

También se le considera los pulmones del Mediterráneo, ya que generan entre 4 y 20 litros de oxígeno  diarios por cada metro cuadrado. Una hectárea de posidonia es capaz de producir 5 veces más oxígeno que una hectárea de selva amazónica.

Además, estructura el fondo marino y protege la línea de la costa de la erosión ya que atenúa el impacto del oleaje en las playas.

En 1999 las praderas de posidonia de las islas de Ibiza y Formentera fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco dentro de la denominación: “Ibiza, biodiversidad y cultura”.

En 2006 el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) descubrió en Baleares una planta de Posidonia de 8 km de larga entre es Freus (Formentera) y la playa de Ses Salines (Ibiza). Se estimó que la planta tenía una edad de 100.000 años por lo que está considerada como uno de los organismos vivos más grandes y longevos del mundo. Los científicos han descubierto que los rizomas crecen un centímetro cada año, extendiéndose lentamente produciendo millones de plantas a partir del primer clon.

Desgraciadamente, las praderas de posidonia del Mediterráneo son uno de los ecosistemas más amenazados del planeta y están en regresión debido a multitud de causas de origen antropogénico como son la contaminación, la pesca de arrastre, el fondeo de las anclas de los barcos o los vertidos.

 

Debemos preservar nuestro valioso ecosistema marino y cuidar las praderas de Posidonia oceánica del Mediterráneo.